Friday, November 17, 2006

creer o reventar


Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo,
liberar la verdad que hay en nosotros, alejar la noche,
trascender la muerte, encantar las autopistas, congraciarnos
con los pájaros y asegurarnos los secretos de los locos.

Creo en mis propias obsesiones, en la belleza de un choque
de autos, en la paz del bosque sumergido, en la excitación
de una playa de vacaciones desierta, en la elegancia de los
cementerios de automóviles, en el misterio de los
estacionamientos de varios pisos, en la poesía de los
hoteles abandonados.
(...)
Creo en la no existencia del pasado, en la muerte del
futuro, y en las infinitas posibilidades del presente.
Creo en los próximos cinco minutos.
Creo en la historia de mis pies.
Creo en las migrañas, el aburrimiento de las tardes, el
temor a los calendarios, la traición de los relojes.
Creo en la ansiedad, la psicosis y la desesperanza.
Creo en el dolor.
Creo en la desesperanza.
Creo en todos los niños.
Creo en mapas, diagramas, códigos, juegos de ajedrez,
rompecabezas, tableros de horarios de vuelos, carteles
indicadores de los aeropuertos.
Creo en todas las excusas.
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en toda la rabia.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías
y evasiones.
Creo en el misterio y la melancolía de una mano, en la
amabilidad de los árboles, en la sabiduría de la luz.
James Ballard, En qué creo