Tuesday, December 05, 2006

pablito hasta en la sopa


Cultura popular, una vez más: contra la vulgata futbolizadora, este analista reivindica que, en realidad, nunca hizo otra cosa que pensar, con más o menos desvíos, sobre las mismas obsesiones. ¿Dónde está lo popular? ¿Dónde leerlo? ¿Cómo leerlo? ¿Qué significa preguntarse por esas cuestiones en la cultura contemporánea? ¿Tiene eso algo que ver con el poder? Preguntas que son a la vez epistemológicas y metodológicas y también necesariamente políticas, atravesadas por el insidioso y destructor dictum de Michel de Certeau: ¿existe la cultura popular fuera del gesto que la suprime, de ese gesto que, despreocupado por las consecuencias violentas de la actitud académica, interroga sin más a lo silenciado?
(...)
Por mi parte, venía de revisar todo lo aprendido, decerteausianamente: si las lecturas de de Certeau habían habilitado todos los giros neopopulistas, a mí me habían generado todas las dudas, todas las necesidades de radicalizar nuestros enunciados. Hablar de desvíos y escamoteos, en plena Argentina menemista, parecía un optimismo digno de mejor mérito. Los carnavales futbolísticos, que una biblioteca quería señalar como fantásticas puestas en escena de la corporalidad bajtiniana, resistente e impugnadora, alternativa y contrahegemónica, se me aparecían como fragmentos previsibles de un guión televisivo. El desvío estaba escrito en el argumento de lo hegemónico, y preguntarse por lo popular significa, persistentemente, preguntarse por el otro y por lo otro, es decir, por lo subalterno: esa contradicción era, entonces, insoluble.
Pablo Alabarces, Nueve proposiciones en torno a lo popular