Thursday, January 27, 2005

Margaritas

"Las margaritas tienen -como se sabe- la prodigiosa facultad de
responder a consultas amorosas. El enamorado curioso debe apoderarse de una margarita cualquiera. Acto seguido, pensará en aquella persona cuya disposición deseare conocer. Luego, arrancará los pétalos de la flor uno a uno. A cada pétalo corresponderá un dictamen recitado en voz alta.
Me quiere mucho, para el primero; poquito, para el segundo; nada en el tercero. Allí termina la exigua serie de resultados posibles, que deberá reiniciarse una y otra vez hasta llegar al último pétalo: la elocución que a este correspondiere, será la respuesta oracular de la flor. Tal respuesta es infalible y señala una inapelable verdad, salvo que -como sucede con frecuencia- se haya cometido el más mínimo error en los
procedimientos.
Aplicando a este trío de revelaciones las leyes de divisibilidad, el enamorado metódico podría calcular sus probabilidades. Cuando el número de los pétalos es múltiplo de tres, la respuesta es NADA. Si al número de pétalos le falta uno para llegar a ser múltiplo de tres, la respuesta es POQUITO. Si le sobra uno, las respuesta es MUCHO. (...)

Los espíritus leguleyos señalan con insistencia algunos preceptos jurídicos.
* El arrancar o añadir pétalos, saltear respuestas o alterar su orden invalida la consulta.
* Está prohibida la indagación sucesiva y vana de diferentes
margaritas.

Los cientistas sueñan con que la genética vendrá a resolver sus
problemas sentimentales, creando margaritas que siempre responderán MUCHO.

La fe en las margaritas va empalideciendo en estos días. Los últimos fieles son tal vez los amantes rechazados, esas personas que insisten en preguntar aquello que ya se les contestó y que se contentan con respuestas favorables de flores, brujas y horóscopos, mientras las mujeres que aman bailan con otros señores en La Enramada.

Las flores, las estrellas, los pájaros: el Universo quiere hablarnos. Cada fenómeno de la naturaleza es una señal. Ante esos guiños cósmicos tenemos la obligación de considerarlos.
Es cierto que nos acompañará la perpetua sensación de que nunca
comprenderemos o de que comprenderemos erróneamente. Pero el error es preferible a la indiferencia. Cualquiera sea el mensaje que el cosmos prometa, por terrible y amenazador que nos pareciere, será mejor que la ausencia del mensaje. Será más consolador que una ominosa y absurda indiferencia
de los astros." Alejandro Dolina, Crónicas del Ángel Gris.

Me gustaría confiar en las margaritas, los milagros y las señales de los astros, y considerar sus señales como pequeñas esperanzas... Lamentablemente, soy demasiado incrédula para ello, quizá los grandes preceptos racionalistas adquiridos en esta bendita sociedad me han hecho así.
De todas formas, quisiera creer, será cuestión de intentarlo.

Saludossssss